«Y así, después de tanto esperar, un día como cualquier otro me decidí a triunfar…
Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis.
Y a cada problema como un desafío para hallar una solución
Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.
Y a cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Y a cada problema como un desafío para hallar una solución
Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.
Y a cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Descubrí que mis únicos rivales eran mis propios temores, y que enfrentarlos era la mejor forma de superarme.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados… y empecé a brillar con luz propia cada día.
Aprendí que de nada sirve ser luz… si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aprendí que de nada sirve ser luz… si no vas a iluminar el camino de los demás.
Descubrí que yo no era el mejor, y que quizás nunca lo fui…
Pero que lo importante es simplemente saber que soy mejor que ayer.
Pero que lo importante es simplemente saber que soy mejor que ayer.
Aquel día perdí el miedo a perder.
Ahora sólo le temo a no ganar.
Aprendí que el triunfo más valioso es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.
Ahora sólo le temo a no ganar.
Aprendí que el triunfo más valioso es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento.
El amor es una filosofía de vida.
El amor es una filosofía de vida.
Desde aquel día ya no duermo para descansar… simplemente duermo para soñar.
Ese día aprendí que los sueños existen solamente para hacerse realidad…
Ese día aprendí que los sueños existen solamente para hacerse realidad…
Walt Disney.
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